cuidar lo que amamos

Cuidamos, lo que amamos, lo que nos interesa porque llegamos a conocerlo y es parte nuestra. Como esa remerita de algodón que compramos para darle la sorpresa al papá de que estaban esperando una nena. 
Todo lo que nos rodea tiene una historia. La nuestra, de nuestra familia y si lo pensamos un poco, de todas las personas que trabajaron en la fabricación de eso. Y si lo pensamos más, todas las personas que innovaron para que con los años o siglos, hoy tengamos todo ese conocimiento para fabricar una remera.
¿Alguna vez pensamos todo el proceso que hay atrás de un simple remera? 
Todos los recursos naturales que se utilizan, la clase de trabajo por infinidad de personas que la fabrican y toda la problemática económico/social que existe alrededor de esto.
Ya sabemos que la industria textil es la segunda más contaminante del planeta, en todo su proceso y después de ser consumida. Y una de las partes más chicas del proceso, es cuando se corta la tela. De 53 millones de toneladas de fibra que se realiza en el mundo por año, el 12% se desperdicia durante la producción, emitiendo una 1,200 millones de toneladas anuales de CO2, por esta mala gestión. 
Y estos desperdicios tienen una historia también. Como la remera de mi hija.
Hoy me vestí de todos esos retazos. El saco tiene tela rosa heredada de mi tía Mora (mujer creativa como pocas), lanillas de cuando yo fabricaba ropa en Puerto Madryn, los pedacitos que dejaron mis alumnas del taller de costura. 
El vestido es tela de los saldos de una fábrica con varas fallas, que acomodando los moldes, pude evitar. 
El collar tiene piedras de un collar viejo que se desarmo de mi abuela, descartes de mostacillas de una mercería y cadenas de la tía de mi mamá, la tía Chola, que en la década del 80 fabricaba accesorios en su casa. 

Los zapatos los hice con la tela que sobro cuando mi mamá re tapizó un sillón que estaba en la casa de mis abuelos. La ropa interior está hecha con los retacitos de algodón muy bueno, que no llegaron a ser las remeras intervenidas, que durante años, la hermana de mi amiga Ana, fabricó con mucho amor. 
Creo que no solo tenemos que reutilizar los materiales porque estamos contaminamos el planeta. Sino porque esas cosas también cuentan nuestra historia, hablan de lo que fuimos y de lo que somos, de lo que cuidamos y de lo que es importante para nuestra vida.   

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